Las guías de viaje nos han explicado hasta la saciedad
qué visitar en Madrid, qué hacer, dónde comer y qué beber. Madrid, la ciudad
más turistizada de España tras Barcelona, sólo se conoce realmente siguiendo
estos diez (y otros muchos) anticonsejos.
jueves, 23 de octubre de 2014
lunes, 10 de marzo de 2014
LA ESPAÑA ESTEPARIA
“El español primero es de su pueblo,
de su barrio si vive en una ciudad, después de su comarca, más tarde de su
región, y en último lugar, de España”. La frase, del historiador Claudio Sánchez-Albornoz,
resume el espíritu de un pueblo que nunca fue capaz de agruparse en un proyecto
político común, saqueado por oligarquías y espoleado demasiado a menudo por un
odio cainita hacia lo diferente. La idea de España se ha construido siempre por
oposición: por oposición al musulmán durante la reconquista (sin mayúscula,
porque no hay nada de épico en ella), contra el protestante en la España
imperial, contra todo lo que no fuera castellano durante el siglo XVIII, a
través de la lucha entre tradicionalistas y liberales en el siglo XIX, contra
el socialismo y la modernidad en el siglo XX. España es como el protagonista de
El lobo estepario, de Herman Hesse: un concepto herido, atrapado entre dos
extremos, que se observa a sí mismo incapaz de apreciar la belleza de lo
múltiple, la riqueza cultural y lingüística de su territorio, y aterrado ante
la perspectiva de observarse en un espejo y ver cómo su realidad se fragmenta.
domingo, 26 de enero de 2014
EL HÉROE DE JERUSALÉN
- Hijo, hijo, ¡despierta! Ben Gurion
está hablando en la radio. Vístete, vamos. Todo el kibutz está reunido en el
salón principal.
Mi padre entró en la habitación y
encendió la luz.
- Pero, ¿qué pasa, papá? ¡Apaga la luz,
por favor! Estoy cansado, he estado todo el día recogiendo fruta en la
plantación. Déjame dormir –contesté, dándome la vuelta en la cama y enterrando
la cara en la almohada.
- Te doy dos minutos –me dijo,
destapándome-. Eitan ha ordenado que
todos los miembros de la comunidad acudan antes de las once. Hoy es el día, Guibor. Voy para allá. Dos
minutos.
Mi padre parecía muy excitado. Me
levanté y miré por la ventana. Varias personas corrían entre los barracones
lanzando vítores. Tanta agitación en el
kibutz sólo podía significar una cosa: el Estado de Israel estaba a punto de
nacer. Los rumores sobre cuándo se produciría la declaración de independencia
habían ido en aumento desde hacía semanas. Todos realizaban cálculos y
predicciones sobre el momento exacto en que tendría lugar. Yo aposté a que se
produciría en la fiesta de “Savohot”, a finales de junio, que celebra la
recepción de la Tora, la revelación de la ley judaica a Moisés en el monte
Sinaí. Creía que elegirían una fecha simbólica para la creación del nuevo
estado, algo que pusiera de manifiesto el derecho histórico del pueblo judío
sobre la tierra del mandato británico, pero me equivoqué. Aquel 14 de mayo no tenía nada de religioso
ni de histórico, pero cambió nuestras vidas para siempre.
jueves, 16 de enero de 2014
GAMONAL: NO NOS TOQUÉIS LA CALLE
Parece que los políticos no entienden,
o no quieren entender, que no deben tocar la calle. Nunca. Ya han metido sus
sucias y corruptas manos en todos los escenarios de la vida pública posibles,
pero la calle… la calle es otra cosa. La calle es el lugar donde transcurre la
vida real del pueblo, donde los ciudadanos se reúnen para ser en comunidad. La calle
es un concepto abstracto que va más allá del cemento, de las aceras, los bloques
de edificios y los comercios: la calle es la dimensión pública del hombre
moderno. La calle, pese a la abstracción del término, tiene voz. Y cada vez que
el dinero de la corrupción trata de introducirse en ella, grita. El grito es
siempre el mismo: no toquéis la calle. No nos toquéis la calle.
martes, 7 de enero de 2014
EMIGRACIÓN Y EXILIO ECONÓMICO
El gobierno de España está en guerra. Es
una guerra silenciosa, sin tanques, soldados en trincheras o bombardeos. Es una
guerra moderna, táctica y estadística, desarrollada a través de leyes y basada
en el principio de exclusión social. Es fácil seguir las diferentes etapas de
esta guerra: el primer objetivo fueron los parados de larga duración, actualmente
más de tres millones, a los que les rebajaron los subsidios o, en muchos casos,
directamente se los quitaron; el siguiente, fueron los inmigrantes sin permiso
de residencia, que asistieron impotentes a la pérdida del derecho a la Sanidad
pública; el tercer grupo ha sido el de las mujeres, que han visto como la nueva
Ley del Aborto ponía fin a su derecho a decidir sobre su propio cuerpo; el
último, el de los jóvenes emigrantes o “jóvenes aventureros”, en palabras de la
nefasta ministra de Empleo, Fátima Ibáñez, que disfrazó, con tremendo cinismo, una
emigración más cercana al exilio que a la “aventura” que ha alcanzado ya la cifra
de trescientos mil jóvenes. Esta última ofensiva consiste en la exclusión de la
Sanidad pública de los parados que pasen más de 90 días en el extranjero. Quien
más y quien menos, todos tenemos algún amigo o familiar que se ha visto
empujado a emigrar buscando las oportunidades que España niega. O, quizás, como
en mi caso, eres tú ese familiar o amigo. De cualquier modo, todos somos conscientes
del drama que representa para un país que sus jóvenes emigren hacia otras
tierras asediados por la precariedad y la falta de futuro. El drama no es sólo
económico: también lo es social, psicológico y moral. Sobre todo moral, porque un país que obliga a
sus jóvenes a emigrar es un páramo sobre el que no llueve, condenado a
convertirse en un desierto en el que nunca más brotarán flores.
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