lunes, 16 de septiembre de 2013

SI FUERA ALCALDE DE MADRID



Si fuera alcalde de Madrid no lloraría por perder unas Olimpiadas. Antes lloraría cada mañana al leer las cifras de desempleo en una ciudad azotada por una de las peores crisis económicas que haya padecido. Lloraría al caminar por Vallecas y observar un barrio destruido por la falta de futuro. Llamaría a las puertas de las casas para escuchar de primera mano historias que hablan de desolación, miseria y precariedad. Acudiría a Villaverde para ver como setenta policías antidisturbios desalojan de su vivienda a una familia obrera por orden de un banco rescatado con fondos públicos. Iría a un instituto para observar como los jóvenes son tratados como ganado estabulado, amontonados en aulas donde un profesor impotente se afana por cumplir un programa educativo ideado para crear esclavos y no hombres y mujeres libres. Me llenaría de su dolor hasta hacerlo mío y con ese dolor, con esa rabia, agitaría las calles hasta que Madrid zumbara como un enjambre de abejas enfurecidas.